La ópera prima del cineasta Nelson Schmuck
llega a los cines con una historia autoreferencial que explora en los vínculos
afectivos y los secretos familiares en un pueblito de una colonia alemana en el
litoral argentino. Las vivencias de un joven gay en un contexto en el cual no
se siento un extraño. Viene acompañada de buenas críticas y una seguidilla de
premios bajo el brazo en distintos festivales de cine. Antes de su estreno Brutus se reunió con el director para hablar de su obra.
¿Cuál es la sinopsis de la historia?
La película trata sobre algo personal, algo
que me sucedió a mí. De eso parte la
historia y luego le fui agregando otras cosas que fueron apareciendo en el
craneado final. La peli está filmada en Entre Ríos, un lugar que tiene un
arraigo personal muy fuerte para mí. La
historia es sobre un nieto y su abuela, una despedida entre ellos dos. Y el
subtítulo es "todo lo que no dijimos", que trata sobre los secretos
familiares y las cosas que se esconden porque se piensa que es mejor para el
otro que no lo sepa. No plantea una verdad absoluta, sino una incógnita. El
personaje principal es Emanuel, que lo interpreta Manuel De Pietro, es un
muchacho que acaba de terminar la secundaria y está descubriendo su sexualidad,
enfrentándose a la disyuntiva de cuestionarle a su madre porque le ocultan
cosas a su abuela, pero que por otro lado, él también le esconde cosas a su
abuela que nunca le contaría. Un pibe
que viaja a despedirse de su abuela y a sentar raíces para apartir de ahí
pensar su futuro, porque necesita saber quién es, aprender el idioma de su
abuela, porque ella todo el tiempo le tira frases en alemán y él no le
entiende.
¿Cómo fue ir reconstuyendo tu propia historia?
Yo traté de hacer una reconstrucción de
Ramírez, un pueblo de Entre Ríos marcado por la inmigración alemana que se
mezcla con lo autóctono y que tiene una riqueza cultural interesante. Tuve que
investigar un montón de cosas para no pifiar con los datos. De hecho tuvimos
que conseguir una casita con techo de chapa y pintar las ventanas de verde
claro para que se pareciera a la casa del campo de mi abuela. Gran parte de la
película pasa en la cocina por lo que reconstruimos todo hasta con una cocina a
leña, como las de antes. Todos los utensillos enlozados, vasos y platos los
prestaron la gente del lugar para poder recrear una época pasada. Fue todo muy
emotivo porque fue recrear la cocina de mi abuela que solo existía en mi
memoria.
¿Cúal fue la reacción de los lugareños con
respecto a ser parte de la película?
La gente de la Municipalidad de Ramírez me dio
todo el apoyo para trabajar, por lo cual pude laburar muy bien. La Casa de la
Cultura de Ramírez se copó con el guión y con la idea de filmar en el lugar
porque nunca se había hecho una película ahí y colaboraron en todo lo que
pudieron. Hicimos el casting ahí mismo y los grupos de teatro del pueblo se
anotaron para participar, de allí elegimos a Frida que hace el papel de la
abuela. La verdad es que estoy muy contento con su trabajo siendo que no es una
actriz profesional. Fue un gran desafío
trabajar con no actores porque era mi primer largometraje.
¿Cómo se ensambla el contenido gay dentro de
la historia y cómo fue la reacción de la gente del pueblo con respecto al tema?
Si bien la sexualidad del personaje no es la
línea principal, hay una sub trama que está presente, pero nunca quise
catalogar a la película como una peli de temática gay. Lo principal es la
despedida de su abuela y las cosas que se esconden, había un cierto prejuicio en
mí porque no sabía bien como iban a reaccionar con el tema. Pero la verdad es
que me sorprendí muchísimo porque no solo no hubo ninguna objeción, sino que
varios chicos gays del pueblo terminaron involucrándose en la producción de la
película.
Vos sos descendiente de alemanes pero sos
parte de una generación urbanizada, ¿qué puntos en común encontrás con el
personaje protagónico?
Emanuel está todo el tiempo intentando
descifrar los códigos de esa comunidad que no conoce al cien por cierto. Tiene
choques con que está en el campo pero él es de ciudad, que hablan en alemán
pero él no habla. Las comidas son diferentes. Son un montón de cosas que
desconoce, hay una bisagra generacional que es también lo que yo quería
mostrar.
¿Y cómo vive Emanuel su sexualidad?
El pibe trata de pilotearla como puede. El
conflicto del personaje aparece por esa incomodidad de revelar su elección
sexual. En un momento se cruza con un chico en el pueblo en donde hay cierta
onda, pero que él sabe que está allí por otra cosa y entiendo que ahora es un
hombre, que ya no es un niño y tiene que actuar como tal.
¿Tuviste apoyo para realizarla?
Sí. El IAER (Instituto Audiovisual de Entre
Ríos) nos prestó equipamiento y también tuvimos el apoyo del INCAA por lo cual
tiene asegurada un distribución en distintas salas del país como Paraná,
Rosario y Buenos Aires en donde se estrenará comercialmente por primera vez.
¿Qué es lo mejor que te dejó la película?
Mi vínculo personal con el lugar creció. Para
mí fue no solo reconstruir la historia o el momento que yo pasé, fue
reconstruir parte de mi pasado. Es un poco lo que le pasa al personaje en la
ficción.
Además del cine tenés otra pasión relacionada
con la imagen, los tatuajes bajo el alias BBS Tattoo. ¿Cómo se relacionan?
Ambos tienen que ver con la imagen, yo dibujo
desde muy chico y vengo haciéndolo desde hace algunos meses. Tengo una obsesión
con la imagen y es otra vía de expresarlo. De hecho cuando tatuó a alguien
después le hago unas buenas fotos para que todo cierre. Por el momento es todo
muy nuevo para mí, y el cine me deja espacios de tiempo para que ambas cosas
puedan ser copatibles.
Trailer de Entre Rios, todo lo que no dijimos
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