sábado, 1 de junio de 2013

DISCOS



Si, ya sé. Que soy un descarado comentando un disco sobre el que claramente carezco completamente de objetividad. Para aquellos que recién llegan, efectivamente, Alison Moyet es para mi LA artista. Esa por la cual se hacen locuras, por la cual se nubla el razonamiento.
En mi defensa, sin embargo, les puedo contar que rara vez van a ver un comentario acá de un disco de un artista que no me guste, y aun cuando es destructivo y/o indiferente, la opinión es la opinión de un fan, a veces un fan dolido. Y no hay fan mas dolido que el fan de Alison, desperdiciando por años su inmenso talento en discos con suerte mediocres, cuando no directamente malos... y eso es cuando saca un disco, ya que este es su octavo disco solista, décimo en 32 años carrera (teniendo en cuenta que los dos albumes de Yazoo salieron apenas a 10 meses de distancia uno del otro).

Por motivos varios muy largos de explicar, la señora Moyet sólo se empezó a tomar en serio su carrera en los dos mil, y el público respondió, especialmente a su elegante disco de covers y un interesante grandes éxitos. El tema es que Alison, rejuvenecida cincuentona, no quería ser identificada como cantante de standards u oportunista refritando sus éxitos de hace tres décadas: quería sacar un disco nuevo de la música que tuviese ganas.

El problema es que lo que Alison "tiene ganas" a veces es medio dudoso. Después del éxito artístico que tuvo trabajando con Pete Glinister en su ya clásico álbum Hoodoo del año 93, colaboraciones posteriores no funcionaron tan bien, y los momentos más rescatables de su carrera fueron las que la encontraron trabajando con otra gente como The Insects o Anne Dudley. Pero lo que le faltaba era ese colaborador, como lo fue Vince Clarke en su momento o el temprano Glinister. Entra entonces Guy Sigsworth, productor electrónico de vanguardia, que trabajó con gente como Bjork o coescribió hits monstruosos con Seal. Moyet y Sisgworth se encerraron en el campo, se tomaron todo el tiempo del mundo, e hicieron el disco que tenían ganas, sin mirar que pasaba en el mercado a su alrededor.

Ese disco se llama "The minutes" y puede ser el mejor disco de Moyet en tres décadas (discutible) o por lo menos dos (eso seguro). The minutes (así todo en minúsculas, como til tuesday o kd lang) devuelve a Alison a la electrónica que la lanzó con Yazoo y la hizo famosa en su primer solista Alf (y si, considero que el sofisticado pop de Alf es electrónica, por más que estuviese disfrazada de "pop adulto") y con la que flirteó exitosamente en su colaboración con Tricky en Nearly God y con My Robot Friend.
Y efectivamente, es el disco que suena más "contemporáneo" que haya sacado, pero no es un disco "de moda", y que no se sostendría si no tuviese el apoyo de unas canciones exquisitas y ese instrumento privilegiado que es la voz de Alison. Puede que en algún momento se escape algún efecto dubstep de jardín de infantes, pero no se dejen engañar, esto no es un album de Britney. Brit no sólo no tiene la voz, tampoco podría escribir algo tan complejo como Changeling, oscuro como Rung by the tide o maduro como todas las letras, de una mujer de 50 años, 35 de los cuales fueron como artista top ten, madre de 3 hijos de 3 padres distintos. 
Como en sus dos últimos discos "propios", el primer corte no es lo más representativo del album, la brillante pero más tradicional When I was your girl, que es un buen simple Moyet que podría ser de cualquier época. Pero no hay más que escuchar el tema que abre el disco, Horizon Flame o el estático Right as rain (un favorito inmediato que con suerte será cortado como simple, remezclado y tocado en vivo para que la muchachada baile) para darse cuenta que Moyet y Sigsworth están en OTRA COSA, otra cosa mejor, más sofisticada. Hay también guiños a los tempranos años de electrónica más sencilla y melódica en Filigree (que cuenta también con una versión alternativa que es un guiño a la época "guitarras y flores en el pelo" de la carrera de Alison) que recuerda, sin imitar, a las clásicas baladas de You and me both o al menospreciado For you only, de Alf. Se suma algún toque oscuro, casi gótico (la ya mencionada Rung by the tide) o sencillamente que nos hacen pensar "ESTO es lo que tendría que haber estado haciendo todos estos años" como la futura clásica Apple kisses.

En conclusión, si ven comentarios unánimemente positivos de The minutes no es por cariño o porque la extrañábamos o por que se la está felicitando por glorias pasadas: Alison Moyet, a la edad que la mayoría de los artistas que no son David Bowie ya bajaron los brazos, acaba de sacar el material más vital de su carrera.
A veces ser fan de Alison por 30 años tiene sus recompensas, después de todo.


The Minutes
ALISON MOYET











Los Momentos es el sexto álbum de estudio de la mexicana Julieta Venegas. El álbum fue publicado el pasado 19 de marzo de 2013, por el sello Sony Music. El mismo fue grabado entre febrero y octubre del 2012 en su estudio personal en la Ciudad de México. En este álbum Venegas cuenta con la co-producción de Yamil Rezc, y también cuenta con las colaboraciones de Natalia Lafourcade en guitarra y en coros al igual que con Ceci Bastida.

En este nuevo álbum Julieta se aleja del camino de pop liviano que venía transitando y se encamina hacia una música con letras más oscuras y reflexivas, como una Alicia en busca de una salida de emergencia que la devuelva a la luz perdida. Basta con escuchar Hoy que abre el disco o Tuve Para Dar, el primer sencillo de este álbum, una melodía de electropop bailable y de versos ecépticos "Era tan feliz. Era todo alegría en mi ciudad. Mi árbol florecía, todos querían venir a este lugar, pero mi sangre corrió y todo llenó a mi alrededor Hoy inspiro temor, nadie se acerca hasta donde estoy. Alegrías tuve para dar, no creas que siempre fui así. Alegrías tuve para dar, no creas que siempre fui así ". Con respecto a estos versos y este cambio dice ella: «La violencia que se vive en México... cambió mi forma de cantar... no lo sé, creo que suavicé la voz». En esa misma la linea de electropop a lo Javiera Mena este disco ofrece un puñado de bellas canciones como: Verte otra vez, Nada importante o la imprescindible Te Vi, segundo corte del álbum.

En el video de Eres para mi, veíamos a Julieta recorrer la Ciudad de los Niños secundada por Anita Tijoux repartiendo alegría. En la hipopera Vuelve hace dueto nuevamente con Anita Tijoux y Rubén Albarrán, vocalista de Café Tacuba, pero la letra es diametralmente opuesta. Nuevamente el tema de la inseguridad y el miedo gana cada verso de la canción.

La bella No Creí es el clásico pop estilo Venegas con acordeón incluido y toques electrónicos, simple y efectivo. Y en ese juego de claros y oscuro que costruye Juli, encontramos ¿Porqué? Si bien las letras del álbum hacen una crítica a la situación social de México no se queda en el discurso meramente negativo: "El mundo es una marea que siempre te lleva y te traerá. Abre los ojos, suéltate un poco y déjate llevar. El fuego te está quemando y tu insistes en no cambiar. Te quieres quedar sentado cuando todo dice hay que moverse ya. ¿Porqué? ¿Porqué no lo quieres ver? ¿Porqué si sabes bien no te quieres mover? y es uno de los puntos más altos del disco.

El dramatismo de Los Momentos, es una perla negra, distinta a todas las demás canciones del disco, como si se calzara el disfraz de Liliana Felipe y arrancara fantasmas de los rincones más íntimos de su memoria. Y es más que acertado para nombrar a un disco que añora los momentos idos y que busca ubicarse en este tiempo y espacio de violencia. Una docena de canciones que confirman a Julieta Venegas como artista que está más allá del mainstrin o el pop latino hace lo que quiere.


Los Momentos
JULIETA VENEGAS











Si no tenemos en cuenta Alive de 2007 ni Tron: Legacy R3C0NFIGUR3D de 2011, la última vez que tuvimos noticias de DAFT PUNK fue en 2005 con Human After All. En 2013 Guy Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter vuelven a las andadas con nuevo material de estudio al que bautizaron Random Access Memories.

Que los franceses siempre tuvieron atracción por los sonidos vintage no es ninguna novedad, pero su nuevo trabajo va aun más lejos de ese simple gusto. Daft Punk empezó a trabajar en su cuarto álbum de estudio hace bastante tiempo, y en el mismo cuenta con la colaboración del cantante y compositor Paul Williams y con las contribuciones de Nile Rodgers, el líder de CHIC entre muchos otros invitados.

Extenso y ambicioso, el nuevo álbum es una aventura onírica y bipolar en donde los excesos por momentos derrapan icomprensiblemente excediendo los límites de lo permitido y en donde se enrredan en su propias telaraña y salen como pueden de ella. «Give Life Back to Music» parece un resabio de Discovery, abre el disco y nos tira de prepo en una fiesta disco en donde la banda que toca es CHIC. Muy cool e irresistible. «The Game of Love» es una bonita balada muy FM ABC1 ochentosa y es el primer signo de bipolaridad del álbum. Mezclan bebidas, y sale Giorgio by Moroder en donde el prócer de la música disco Giorgio Moroder hace una colaboración grabando un monólogo acerca de su vida en una cabina de voz que contiene micrófonos que van desde 1960 hasta nuestros días. Una intro extensa y aburrida que sirve de parte de la fibra que entretejen los 9 minutos de delirio de sintetizadores que es el track. Un pedo atómico que no deja nada.  «Within» (con Chilly Gonzales) pone otra vez el freno con otra balada cool y nos baja la euforia. En esa linea sigue «Instant Crush» (con Julian Casablancas) que es una joya de pop perfecto. El guitarreo inicial de «Lose Yourself to Dance» (con Pharrell Williams) nos devuelve la esperanza de que la fiesta está llegando. «Touch» (con Paul Williams) esa mezcla de comedia musical, coros aburridos a lo ENYA y orquestación desmedida es extensa y aburrida. «Get Lucky» con la participación de Pharrell Williams como voz principal de la canción y Nile Rodgers como el guitarrista es una joya inindiscutible. Intro inspirada en series como: Dallas o Dinastía para la coolisima «Beyond», y no menos interesante resulta la instrumental «Motherboard». Y definitivamente el momento más alto del disco llega con «Fragments of Time» (con Todd Edwards), una perfección absoluta para bailar, cantar y no olvidarsela. De regreso al presente los trae «Doin' It Right» (con Panda Bear de Animal Collective) en un track sin demasiado brillo. Y el cierre llega con «Contact», una lisérgica pieza de espiritu rockero y capas de ruidos por doquier en exceso.

Aunque salta de estados de ánimo de track a track, los franceses se apartan por un rato de las máquinas y optan por la tracción a sangre, tal ves para demostrar que son humanos después de todo. Y regalarnos un disco ambicioso que tiene climas dispares con grandes momentos brillo. Para digerir lentamente.





Random Access Memories.
DAFT PUNK








La moda del tango electrónico pasó, y también pasaron muchas cosas desde la edición de Bajofondo Tango Club (2002), el primer álbum del colectivo rioplatense que nuclea a músicos de ambas margenes del Río de la Plata. Gustavo Santaolalla se ganó dos premios Oscar por bandas de sonido, y buena parte de sus integrantes editaron discos solistas: Superville (Luciano Superville), Javier Casalla, Campo (Juan Campodónico), Santullo. Y también acortaron su nombre de BAJOFONDO TANGO CLUB a simplemente BAJOFONDO. Lo que no cambió en nada son sus ganas de trabajar en conjunto y en seguir mezclando la electrónica y los ritmos tangueros para crear emociones.

Su segundo trabajo fue Mar Dulce (2007). Los artistas invitados de ese álbum fueron: Nelly Furtado; Lágrima Ríos, realizando su última grabación en vida con la canción Chiquilines, escrita especialmente para ella por Gustavo Santaolalla; Gustavo Cerati; poniendole su voz a El mareo, Mala Rodríguez, Fernando Santullo, miembro de Peyote Asesino; Juan Subirá, miembro de Bersuit Vergarabat, con una canción compuesta por él; y el bandoneonista japonés Ryota Komatsu colaborando con el primer sencillo del álbum: Pa'Bailar que contaba con la voz de la mexicana Julieta Venegas.

En esta nueva producción toman la desición de no contar con voces invitadas y sostener la interpretación entre los integrantes del tándem, por lo cual la mayoría de los tracks son instrumentales en donde abundan los arreglos orquestales escritos y dirigidos por Alejandro Terán (La Portuaria, Sexteto Irreal, Cerati). Y esta desición resulta por momentos un tanto desacertada teniendo en cuenta los 20 tracks que integran la producción que se torna bastante extensa y repetitiva. Aun así, hay varios momentos disfrutables.

Equilibrio perfecto en «Código de barra» y «Segundos afuera» entre milonga y dancefloor. La base electrofunk de "Pide piso" nos transporta a los 80s, basta ver su video de estética de videojuego ochentoso que nos pasea por la costanera rioplatense ganando puntos en su recorrida. Pulso rockero en «Pena en mi corazón». Base hip hop, y melodías de melancolía para la bellisima «Sabelo» para oscilar entre la dulzura y la rudeza.  «Oigo voces» interpretada solo a capella es una idea interesante pero nada atractiva. «Lluvia»  es el segundo corte del disco y nos muestra es costado más pop de Bajofondo. Como si Massive Attack se animara al tango resulta «Rendezvous», mansa y tranquilla. «A repechaje» y «Milongón»  le ponen ritmo y pasión. Mientras en «Así es (Propergol)»  apuestan al dub y en «Olvidate» mezclan ska con arreglos disco.

La ausencia de invitados se nota mucho, y como resultado final producen un disco extenso y por momentos desparejo que cae en la repetición y el aburrimiento. Definitivamente su presente no es lo mejor que hemos escuchado de ellos.



Presente
BAJOFONDO







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