Alison Goldfrapp y Will Gregory se unieron en 1999 para formar Goldfrapp, cuya sonido se caracteriza en melodías pop con aires de electrónica experimental.
Por medio de Mute Records editan su primer álbum, Felt Mountain (2000), cuyo primer single, Lovely Head, nos hizo prestarle atención y prestarles aun más atención con su segundo single Utopia, dos baladas deprimentes y oscuras pero hermosas. Con su segundo trabajo, Black Cherry (2003) evolucionaron hacia otros sonidos. Si en su debut eran jóvenes dark, con el segundo pegan un salto a la discoteca. El glam y la música disco se apoderan de su música. Basta escuchar Twist, Strict Machine y Train, donde el resultado es un híbrido entre Marc Bolan y Donna Summer. Su tercer álbum, Supernature (2005), continúa en la linea rítmica y bailable de su predecesor. Pero más bailable, y con una buena dosis sexual en un disco pensado tanto para escuchar en casa como para la pista de baile, en el que encontramos singles tan pegadizos como Ooh La La, Number 1 y Ride a White Horse.
Si con sus dos discos previos eran el reflejo de las noches de bailes, con Seventh Tree (2008) pasan a las tardes soleadas, se apartan del estilo discotequero de los dos anteriores y viajan más atrás en el tiempo, a finles de los años 60 y la era post hippie. El uso de la guitarra acúsitica como instrumento de apoyo le da un giro completo a su música. La dulce A&E con aires folk o las popisimas Caravan Girl y Happiness le inyectan aires de frescura y luminocidad a sus canciones. En 2010 publicaron Head First lo que es hasta el momento su último album de estudio en el que desarrollan un synthpop inspirado en los años 80 del cual se extrajeron otros éxitos como Rocket y Believer.
Pero dentro de los 14 tracks que conforman el playlist hay dos novedades de relleno y nada atractivas: Yellow Halo y la larguisima y aburrida Melancholy Sky.
Resulta extraño que una banda que no es masiva como este dúo haya reunido en poco más de una década tantos buenos singles. Uno de los mejores copilados de los últimos tiempos.
The Singles
GOLDFRAPP

Bebe regresa con Un pokito de rocanrol, así se llama su tercera placa, un playlist de 11 canciones compuestas por ella y producidas por Renaud Letang y Phil Ramone. Disco ecléctico y desparejo pero con algunos tramos interesantes. Retazos de hip hop hispano tramados con hilados sarracenos cosidos con furia punk rock, uniendose con rectágulos de pop latino. Así parece ser este nuevo disco de la española, un patchwork global.
El primer single, K.I.E.R.E.M.E., es una canción rara con base hip hop mezclado con melodía infantil, pero altamente efectiva, una clase de sensualidad reggattonera. En esa linea rapera encontramos el rap acústico de Mi guapo y ABC que empieza coqueteando un rock oscuro para volverse un hip pop de protesta interesante.
Sabrás es una balada que empieza acústica va subiendo y se transforma en un rock progresivo encantador, en Adiós nos regala una canción pop que cabalga sobre una base de ranchera texmex sutil. Y talves uno de los puntos altos del disco sea Me pintaré, una fiesta rítmica con influencia arábica que solo cometé el error de ser demasiado extensa, pero resulta sexual y atrapante.
Cuando se toma en serio lo de un pokito de rocanrol no siempre sale bien parada, en Compra-paga sale ilesa, pero el resultado en la protabaquismo Yo fumo y en la beatcore Que carajo, es olvidable.
Un disco en donde muchas telas se entremezclan para crear una manta multicolor ideal para el otoño-invierno 2012.
Un pokito de rocanrol
BEBE


Posteriormente desarrollaría junto a Gustavo Santaolalla, Luciano Supervielle, Verónica Loza y Gabriel Casacuberta, entre otros, el colectivo rioplatense Bajofondo.
Después de meter mano en discos ajenos le llegó el turno de su disco solista Campo. La marcha tropical, el primer corte, que ya desde el título encierra un guiño al músico Kiko Veneno. Ellen Arkbro, la jovensísima cantante sueca le pone su voz a La Marcha Tropical, una cumbia espacial encantadora. Jorge Drexler le pone su voz a la popisima 1987, en tanto Martín Rivero se hace cargo de Heartbreaks, r&b con toques tangueros, la tropiespacial Cumbio y la tanguerisma Devil Waits (for me) con eso teclados a lo The Cure que es de lo mejor del álbum. En esa misma linea electrotanguera 2.0 están Tu lugar con la voz de Santullo, la bellisima Turn on the lights y El viento. En tanto la instrumental Zorzal parecería ser un guiño a Jaime Ross en clave chill out.
Es verdad, parce más un disco de colabaraciones que un disco solistas, aún así, tiene chapa para darle un par de escuchas.
Campo
CAMPO


Anfibio
LISANDRO ARISTIMUÑO
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