jueves, 2 de abril de 2009

TÉ PARA 3 - Mundo de Teteras

Cuando el cybersexo no existía, ni la oferta sexual privada era lo que es hoy, los baños públicos eran veradederos centros de placer en donde se concretaban encuentros sexuales fortuitos entre quienes circulaban por los baños de las distintas estaciones de trenes y bares.
Los baños públicos adquirieron la función de un club, en donde se podía socializar por intermedio del deseo en ese juego entre oferta y demanda de los que pululaban por esos lugares. He te aquí un informe de esta situación en los 70 y 80, y la catualidad hoy.






Los T-room, como los estadounidenses lo denominaron a finales del siglo XIX, y que deriva del vocablo inglés tea room , hace un juego fonético con el toilette room. El término argentinizado se popularizó como "tetera", y su práctica, "hacer tetera". Entendiendose por "tetera" a todo baño público que bajo ciertas condiciones se podía convertir en un espacio donde practicar relaciones homosexuales.

Chongos y locas yiraron por las teteras de Buenos Aires durante todo el siglo XX, quedando reflejado en obras literarias como "Los Siete Locos" de Roberto Artl, donde escribió: “La angustia lo niveló para el seno de una multitud silenciosa de hombres terribles que durante el día arrastran su miseria vendiendo artefactos o biblias, recorriendo al anochecer los urinarios donde exhiben sus órganos genitales a los mozalbetes que entran a los mingitorios acuciados por otras ansiedades semejantes”. O en la obra del polaco Wiltold Gombrowicz, un habitúe de las teteras de Retiro.

Quizás el último gran escandalo conocido con respecto a esta práctica fue el protagonizado por el músico George Michael a finales de los '90, quien fuera atrapado in fraganti por la policía en un baño público haciendo tetera. Por el incidente fue detenido y apresado. La situación provocó un respuesta poñitica y artística de parte del inglés, ironizando la situación en el excelenet video de la canción "Outside".

En Buenos Aires la zona determinaba el status de las teteras. Las del centro se especializaban en petes y pajas rápidas, a donde iban oficinistas y gente de la city porteña. Las denominadas VIP, eran las que se encontraban a lo largo de la Av Santa Fe, desde la Av Puyrredón hasta la Plaza San Martín.

Dentro de las teteras existían y existen, códigos que solo conocen los habitúes. Gestos, miradas, giros de cabeza, muecas.
Gente que como mariposas en un campo de primavera saltan de mingitorio en mingitorio exhibiendo su pene o intentando espiar el de el vecino. Todo sin mediar palabra alguna, todo sobeentendido.

Aquí recogemos un testimonio publicado por Flavio Rapisardi y Alejandro Mordarelli, en su libro "Fiestas, Baños y Exilios":
"Cuando se habría la puerta, todos dejaban de hacer y se separaban, Podían pasar dos cosas: que el tipo que había entrado fuera un entendido y al percibir de inmediato un clima para él familiar dijera con el gesto 'sigan,sigan'. O que fuera un 'nada que ver' que, a pesar de sospechar que algo ahí pasó o iba a pasar, hiciera sus necesidades y se fuera. Por supuesto, existía la amenaza de que el supuesto entendido fuese en realidad un cana".

No hay comentarios:

Publicar un comentario