martes, 1 de abril de 2014

DISCOS ABRIL



El primer álbum de George Michael en diez años es algo para emocionarse, "Symphonica" ha debutado en el n º 1 del UK CHART, y es su primer LP nuevo en una década desde Patience (2004).

"¡Muchas gracias!" dijo Michael a la Official Charts Company. "Es tan agradable ser capaz de disfrutar de este maravilloso momento. Soy un hombre afortunado!"

El álbum contiene versiones sobre todo en vivo de canciones de su Symphonica Tour 2011-12 , incluyendo seis de sus propias composiciones, y el resto se completa con covers. "Symphonica" fue publicado el 14 de marzo 2014 por Virgin EMI Records. El álbum fue el trabajo final del productor estadounidense Phil Ramone, quien murió en marzo de 2013.  

La voz George sin duda suena mejor que nunca en los arreglos exuberantes de estas nuevas creaciones, versiones cool de principio a fin que nos trasladan a un cabaret trasnochado, como en la delicada y bellamente triste "Let Her Down Easy", de Terence Trent D'Arby's que vale la pena escuchar detenidamente.
El trabajo de Phil Ramone, es muy sútil en los arreglos orquestales de "Through" que abre maravillosamente el disco y en "A Different Corner", así como en el jazz cabaretero de la lánguida "Cowboys And Angels", una mezcla de slinky trotando de contrabajo, acordes de piano dispersos y temblores sutiles en cadena. "Praying For Time" ("Estos son los días de la mano vacía / Nos aferramos a lo que podamos"), y nos ilumina oscuramente. Por el contrario, "Idol" de Elton John, es una versión discreta. Pero en "Feeling Good" ofrece una reinvención total del tema de Nina Simone. Sorprende que un hombre blanco lo haga realidad. El cover de "Going To A Town" de Rufus Wainwright es uno de los momentos más pop y menos sinfónicos de todo el álbum, logrando una versión bellísma. El disco cierra con "You've Changed" el clásico de Billie Holiday en una versión exquisita.

Es cierto, Robbie Williams y Rod Stewart ya lo hicieron antes, eso de reversionar canciones ajenas con arreglos orquestales y toques de jazz en un formato ultapasteurizado para consumo masivo, pero en el caso de George Michael es diferente, porque además en su selección de covers incluye a varios de los íconos de la cultura gay: Elton John, Billie Holiday, Rufus Wainwright, Nina Simone o Roberta Flack, que le aportan un plus especial. 
Ojalá George Michael no se tome como definitiva esta faceta de crooner cincuentón, y no tengamos que esperar otra década para tener nuevo material suyo. Mientras esperamos su regreso al pop, "Symphonica" es un trabajo más que digno, para escuchar en noches solitarias de otoño.

Symphonica
GEORGE MICHAEL

Cristian Brutus












Como a tantas otras cosas, lo inventaron los Rolling Stones. Y Madonna lo convirtió en una forma de arte.
Me refiero al “disco para la gira”, ese álbum sin ganas que a lo sumo contiene un potencial hit y que artistas con abultados catálogos y billeteras sacan como un trámite para tener una excusa para salir de gira y llamarla The Opportunistic Tour, donde tocaran todos sus clásicos, que son los que el público realmente quiere escuchar, y el eventual hit del último disco, que quedará olvidado en pocos meses. 
Sumándose a la tendencia la tenemos a la Señora Minogue, que ya cuenta con suficientes hits para tocar dos horas sin repetir y sin soplar, que desde hace por lo menos una década ha concentrado todos sus poderes en las giras mundiales. Adicionalmente a sacar el consabido “álbum sin ganas”, Minogue tiene nuevo management, norteamericano y hip, que pretende hacerla “contemporánea”, lo que debe leerse como “metiendo un par de hits en EE.UU.”. Claro que esto es la tercera vez que se intenta hacer en sendas décadas, primero con el album sub-Madonna Rhythm of love, luego con el abismal Body Language (que dio como fruto El Peor Single De Minogue, Red Blooded Woman), y ahora ESTO. 

Los mandatos del nuevo management se pueden resumir en 4 principios:
Sonar lo más impersonal y genérico que se pueda
Sonar “urban radio”
Tener crossover appeal, recurriendo a productores, escritores de canciones y colaboradores que puedan traer otros públicos
Destilar la esencia Minogue en el la máxima “KYLIE ES SEXY!”


Todo juega en contra.
el 1) porque primero lo hace indistinguible de los cientos de otros discos de pseudo Kathy Perrys que suenan en la radio, y que es homogeinizado de tal manera con un sobre procesamiento de las voces con autotunes , vocoders y sobregrabaciones que podría cantar Kylie, Selena Gomez o uno de los manequies de Kraftwerk, sin poderse decir cual de ellos es (el nadir de esto es el inescuchable Mr President, con sus efectos dubstep de jardín de infantes y sampleos que hacen que el “I,I,I,I” de I should be so lucky parezca John Cage). El 2) es porque intenta que Kylie suene negra y norteamericana, cosas que claramente no es ni será jamás. En línea con el Red blooded woman que mencionaba antes, está Sexercize, del cual lo único bueno que se puede decir es que dura menos de tres minutos. El 3), aparte de traer productores que poco tienen que ver con Minogue, nos trae a ... Enrique Iglesias, para un duo en Beautiful que se inscribe en la lista de baladas inexplicables de Minogue, tales como If you were with me now. 
Y 4).... 4) es la peor. Si, Kylie ES sexy, muchas veces inintencionalmente, o con un cierto sentido del humor. Pero cuando tres de las canciones del disco tienen que incluir alguna variación de la palabra “sex” en el título claramente la sutileza se nos fue por la ventana. Se trata de Sexy Love, Les Sex y la ya mencionada Sexersize: la primera es bastante triste para que la cante una mujer de 45 años, la segunda es tan estúpida y pegadiza que hasta la podríamos disculpar, y la tercera será recordada como uno de esos momentos donde todo descarriló. Ya elegido como el segundo corte y el pilar de la campaña de promoción norteamericana, solamente se apoya en su video soft porn, donde comprobamos que sí, Kylie está bárbara, pero no hacía falta demostrarlo de esta manera. 
Que este sea el corte elegido para promover con todo (luego de la pobre recepción de Into the blue, el verdadero primer corte), cuando el disco cuenta con momentos como I was gonna cancel, una pieza de pop puro que escribió el Pharrel 2014, ese que está Happy y que se inscribe en lo mejor de la tradición Minogue, es prácticamente inexplicable.

Pero bueno, no hay que hacerse mala sangre por lo que no tiene arreglo: en 6 meses Kylie sale de gira, nos va a hacer cantar, bailar y sonreír con su catálogo de fierro y su simpatía escénica, cantará todas sus Sexcanciones con unos chongos en bolas, y para la próxima, con un poco de suerte, nos habremos olvidado de este mal trago. 

Kiss me Once
KYLIE MINOGUE

Gus Casals












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