sábado, 1 de junio de 2013

EL DIARIO DE STUD PARTE 3 - By Facundo Soto

Estoy en la quinta de Brother, en Spegazzini. La estoy pasando bien con él y su novio. Me cuidan, me cocinan, me atienden, hasta que me acuerdo de Stud. Lo extraño. Pienso que está solo en casa y lo deseo.

Brother me sugirió que lo lleve al trabajo, desinflado, y que lo guarde en un cajón. Pero que tenga cuidado que no me lo roben.

El novio de Brother me dice que tendría que comprarle un celular. Pienso que es buena idea. Hago que alguien grabe un mensaje en el contestador, diciendo algo que me gustaría escuchar por parte de Stud, así, cuando lo llamo escucho lo que quiero escuchar. Stud es genial.

Me dice que otro día lo lleve a la quinta. Que podríamos salir a andar en bicy los cuatro por esas calles de tierra arboladas. Me siento bien, no solo por comer la milanesa de pollo con queso que preparó Brother, sino porque me aceptan, con Stud.

Definitivamente, lo voy a llevar a una lectura. Stud es mi compañero. También me voy a ir de vacaciones con él a Francia.

Me asusta lo que me dice el novio de Brother, que Stud quizás un día conozca a una muñeca y me deje por ella. Le digo que es imposible, porque Stud es gay. Me dice que nada es imposible, y me quedo pensando… El novio de Brother tiene una plantación de marihuana en la quinta. Me hace acordar a William Burrouhgs y mientras lo miro tengo fantasías de estar con él. Nunca estuve con un viejo. El viejo es artista plástico y ganó una beca que lo llevó a estudiar a Estados Unidos.


Mientras miro la luna por la ventana de mi cuarto veo a Stud, parado a un costado de mi cama, y la sombra de su pija gorda en el piso, que me acompaña. Me levanto. Se la chupo un poco. Le paso un par de lengüetazos, y lo pongo boca abajo en el piso. Sus brazos cruzan mi cuello. Lo suelto y me levanto para ponerme crema en la pija. Se la meto despacio. Ahora de parado. Después acostado. En cuatro. Inclinado. Acabo moviéndome con tanta fuerza que si lo aplasto y lo pincho no me importa; aunque si lo mato me muero, porque lo quiero. Me convenzo que es la persona ideal. Bajo del entrepiso del loft para lavarme. Vuelvo con papel higiénico y unas toallitas húmedas de bebé para el culo de Stud. Lo limpio con cuidado y le doy un beso. No dice nada, porque él nunca dice nada. Duermo abrazado pero lo siento pegajoso. Me da calor. Me molesta. Le digo que se corra. Me ignora. Me doy vuelta y duermo tranquilo, relajado. Al otro día tengo una buena mañana.

Llamo a Brother y me dice que me tengo que buscar una persona de verdad. Lo dice porque siente mi voz apenada. Le confieso que me siento mal que le fui infiel a Stud.

Mientras acabo con el desconocido me acuerdo de Stud y la guasca no me salta con fuerza. Llego a casa y voy directo a bañarme. No puedo mirar a Stud. Me siento mal.

Me levanto a la madrugada para hacer pis. Veo a Stud y me parece ridículo ese muñeco ahí, inflado, con la pija apuntándome como un cañón. Necesito a alguien que me toque, como dice Brother. Creo ver el final de todo esto: Yo, acuchillando al muñeco cuando aparece una persona de carne y hueso que me desea y que le paso la lengua por todo el cuerpo escuchando sus gemidos; no como Stud que se queda callado. Después me levanto, cierro la ventana y me vuelvo a acostar. Como si la película no hubiese terminado aparece otro final, uno tan inesperado como previsible (por lo menos para mí), la persona me deja, y yo no lloro a esa persona (porque sabía que en algún momento me iba a dejar), sino que lloro a  Stud, porque lo acuchillé sabiendo que era él el que nunca me iba a dejar. Me tapo la cara con la almohada e intento volver a dormir, pero recién lo consigo cuando suena el despertador.

Despierto con culpa. Tuve otra pesadilla: Soñé que mientras me cogía a Stud le metía la cabeza en el ventilador de techo, salía volando por la ventana del piso 25 y terminaba colgado de unos cables de luz.

Que no hay nada más lindo que conocer a alguien, no saber con qué me voy a encontrar, cómo me va a tocar, cómo se va a mover, qué olor tendrá.


Llego a casa. Me saco las zapatillas, me quedo en calzoncillos y ojotas. Me gusta ver a Stud parado donde lo dejé, con la pija dura, como siempre. Pero, la verdad es que ya no pienso en él como al principio. Eso también me pasa cuando conozco a alguien. Al principio hay euforia pero después me deja de gustar. Stud es re bueno. No molesta. No puedo serle infiel. Además, se deja hacer lo que quiero. Es el compañero ideal.  Pero no sé si lo quiero como lo quería antes. Quizás, por eso, ya no me dan ganas de salir a cenar y sacarlo a la calle como me imaginé; aunque todavía tengo mis dudas…

Hoy es el día de los enamorados. Miro que pasa en Facebook y me pongo mal al leer: ¿Y vos, cómo vas a pasar el día de los enamorados? Tuve el impulso de poner, con Stud, mi novio; pero me dio vergüenza. No está bueno tener vergüenza de la persona que a uno lo acompaña, ¿no?

Estoy planeando un viaje al exterior. ¿Llevo a Stud conmigo? ¿Cómo me puedo preguntar esto? Obvio. Y definitivamente me gustaría que me acompañara en mis lecturas.

Mi jefe me dice que ya es hora de conocer a mi novio, aprovechando que es el día de los enamorados me invita a su casa con Stud. Saco fuerzas, no sé de dónde, y le digo que venga él con su novio. Me confiesa que dejaron de salir hace poco y está solo. Le digo que venga igual.

Cuando suena el portero y salgo para buscar el sushi, me doy cuenta que mi jefe le bajó los pantalones y lo estuvo toqueteando. Lo miro con odio y le acomodo la ropa. Me dice que necesita un Stud. Le digo que no lo va a saber entender. Se pone triste. Le paso la dirección dónde lo compré y cierro la puerta deseándole suerte.

Conozco a Agustín por Facebook. Cuando viene a casa entra a mi cuarto y ve a Stud. Yo me quedo duro. A él le parece simpático. Me propone que hagamos un trío.

Nunca me hubiese imaginado que íbamos a vivir los tres en casa. Ahora estamos pensando en alquilar una cabaña en el Tigre y pasar unos días allá, a orillas del río. Comprando en la lancha almacén. Oliendo los duraznos maduros que caen del árbol. Cuidando a Stud de los mosquitos y del sol. Tiene la piel frágil y no le gusta andar con remera, pero el sol está muy fuerte en esta época. No sé si será por la capa de Ozono o qué, pero cada verano el sol está más fuerte. Los rayos ultravioleta perforan la piel, dejan quemaduras. Ahora los veranos se extienden hasta abril, mayo. Es como si hubiese un corrimiento de las cosas… Un corrimiento de las cosas.










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