jueves, 1 de julio de 2010

DISCOS

Nadie puede negar que los Chemical Brothers conforman uno de los proyectos musicales más celebres de las últimas dos décadas, y no solo en lo que a electrónica se refiere, y tampoco cae en saco roto el hecho de que cada nuevo trabajo de estos selectores de Manchester sea esperado como el maná caído del cielo.

Y es que el combo formado por Ed Simmon y Tom Rowland llevan anunciando su nuevo disco a bombo y platillo y vaticinándolo como una nueva experiencia, algo con lo que pretenden ir más allá, tal y como reza el título del propio álbum, Further; llevándolo más allá de la mera audición para hacer algo diferente, más concretamente una ambiciosa obra compuesta por ocho largos tracks con sus respectivos clips, todos ellos rodados por directores experimentados.

Pero después de decepciones como la de We Are The Night o ese triste recopilatorio llamado Brotherhood, solo salvado por la inclusión de las bestiales Electronic Battle Weapons, no teníamos puestas demasiadas esperanzas en este cacareado trabajo.

Sin embargo debo afirmar que los que desconfiábamos de esta nueva aventura de los hermanos químicos estábamos, estamos gratamente sorprendidos tras comprobar el resultado de estos años de trabajo.

Y es que este Further parece que da un atisbo de esperanza para los que dábamos por estancada la carrera de este proyecto pero, al igual que ha sucedido con el último trabajo de sus colegas The Prodigy, nos encontramos ante un autentico salvavidas, que consigue que nos reconciliemos con nuestros viejos ídolos.

Por supuesto, este trabajo queda lejos de magnas obras como Dig Your Own Hole o Exit Planet Dust, e incluso del infravalorado Surrender, pero podríamos decir que nos encontramos ante un disco a la altura del Push The Button, su último buen trabajo hasta la fecha, para el que esto suscribe.

Para corroborar mis palabras, no queda más remedio que ir analizando el disco desde el principio al final, y es que se trata de una obra que no aburre en ningún momento, llena de brillantes aciertos, yendo del pop desenfadado al techno pistero, pasando por la psicodelia luminosa, todo ello impregnado del reconocible sello que conocemos de nuestros amigos.

El disco arranca con Snow, una delicada pieza, y que a pesar de los poco más de cinco minutos que dura, se trata del track mas corto del álbum. Psicodelia y armónicas melodías, acompañadas de una dulce voz femenina, cual hipnótica sirena del Egeo nos lleva derechos al segundo de los cortes.

Sin dejar acabar el primero de los temas, una tónica que parece seguir la obra entera, llegan los acordes del extenso Escape Velocity, que nos lleva al baile psicodélico, afilado y contagioso, con esos ritmos de pop efervescente y sintético que tanto gustan a este dúo.

Tras este, nos encontramos con Another World, otra delicada pieza, que vuelve a la vena mas poppy, pero rodeándolo de una atmosfera psicodélica y plagada de ciberdelia, en una mezcla que nos hace pensar en el trance rock, de tintes post disco, de Gui Boratto o el pop espacial de Gus Gus, y que desemboca en Dissolve, un tema que retoma el break beat en clave rockera, al estilo Oasis, y todo ello repleto de matices, como el juego de percusiones o los riffs guitarreros que consiguen elevar la calidad del corte.

Y sin darnos un momento de respiro, aparece el rompepistas del álbum, ese trallazo llamado Horse Power, un estupendo corte destinado a reventar pistas de baile, tirando de techno, sonido rave y un toque de hardcore old school, remozado con el típico sonido Chemical y unos samplers y loops totalmente demoledores.

Con los compases finales de este bestial temazo, podemos reconocer el principio de Swoon, el primero de los singles extraídos del álbum, un tema de techno psicodélico y electroide, con toques daftpunknianos y orbitalianos, que supone un simpático viaje sonoro, que se hace más efectivo contemplando el colorista clip.

La cosa parece tomarse un descanso con K+D+B, un corte de post rock electrónico, decorado con amalgamas tribales y que parece recordar al simpático sonido de gente como Animal Collective, aunque en clave mas desenfadada y menos transcendental.

Y para cerrar, nada mejor que el épico sonido de Wonders Of The Deep, que parece beber del sonido más clásico, de un rock más progresivo que por momentos nos recuerda a los sonidos de la Velvet Underground o incluso de Joy Division, pero plagados de retoques electrónicos y que cierra el álbum de una manera totalmente química.

Sin dudas, este trabajo supone una autentica reconciliación con el proyecto de Simmon y Rowland, y que puede encontrar su contrapunto ideal en los clips que nos han prometidos,

THE CHEMICAL BROTHERS
Further


Calificación: Brutus Brutus Brutus Brutus

Gustavo Ian



Desde que Trent Reznor los descubrió allá a mediados de los 90, los alemanes Rammstein algo han cambiado en su manera de concebir la música metal sin dejar de ser Rammstein. Se podría afirmar que este grupo estaba en sintonía con grupos como WHITE ZOMBIE o NINE INCH NAILS, y eran parte de un género muy particular donde el sonido de las guitarras acompañaba las bases electro-dance.
Hoy, a partir de Reise, reise [Viaja, viaja] (2004) y Rosenrot [Rojorosa] (2005), álbumes que anteceden al que aquí se reseña, las guitarras han ganado en protagonismo y las bases dance han desaparecido para dar lugar a una ambientación orquestal casi litúrgica.
Con Rammlied, abren las puertas a la congregación rammsteniana, seguido de complejos ritmos disfrazados de sencillez y de lírica ya no tan sexualmetafórica, sino sexual S&M explícta, a lo Rammstein: “Nur für mich bist du am Leben, Ich steck dir Orden ins Gesicht. Du bist mir ganz und gar ergeben, Du liebst mich denn ich lieb dich nicht ... Ich tu dir weh, Tut mir nicht leid… (Sólo para mí vivís. Coloco medallas en tu cara. Sos totalmente devoto a mí. Me amás porque yo no te amo… Te he hecho daño, no me arrepiento…]” el segundo track es Ich tu dir weh [Te he hecho daño] o la maravillosa Pussy (You’ve got a pussy; I have a dick ah. So what’s the problem? Let’s do it quick). Estas canciones no exceden los 4 o 5 minutos, lo que es admirable en esta época en que el rock progresivo está de moda otra vez con sus diecitantos minutos de virtuoso ejercicio musical. Y en absoluto, como se ha de esperar de todo grupo europeo anti-americantotalitarista, no abandonan su lengua germana para comunicarse (¡Que aprendan alemán si quieren entender!- dirán). A pesar de que le han sumado ya estribillos y frasecillas a la rusa -Moskau- , a la castellana –Te quiero, puta! - y a la francesa – Amour- en trabajos anteriores. También en este último trabajo, Liebe ist für alle da [El amor es para todos] (2009), junto a las breves preposiciones anglosajonas citadas, en la balada en tono de himno a lo Rammstein en Frühling in Paris, link con Edith Piaf mediante, declararán “oh, non je ne regrette rien”. –

RAMMSTEIN
Liebe ist für alle da

Calificación: Brutus Brutus Brutus

Gabriel Marquetti Álvarez

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