lunes, 9 de noviembre de 2009

OPINIÓN - ¿Orgullo de qué?

Hay gays que te dicen: ¿Orgullo de qué? El putódromo que desfila por Avenida de Mayo marcha en alocada caravana por una Buenos Aires que parece haberse olvidado de lo mal que la pasaron los putos hace ya varias décadas atrás, cuando la visibilidad sobre la identidad de género era penada por la contravención de edictos policiales.

En este proceso "asimilasionista" donde lesbianas y gays han conseguido tener cierta tolerancia por parte de la sociedad heterocentrista que todo lo normativiza, se ha encargado muy bien de disciplinar sus prácticas sexuales a través de la creación de circuitos o espacios de reunión exclusivos para homosexuales, que fractura la interacción con el resto de la sociedad y que en realidad esto no hace más que seguir con los mismos moldes de exclusión y automarginación. Entonces se cae en una peligrosa trampa, porque a muchos les conviene seguir sosteniendo que nosotros formamos parte de una "minoria" que está contenida, pero que en realidad excede en número mucho más allá de lo que a la gente se le quiere decir: "Aquí están, vengan a la marcha que ahí los podemos contabilizar". Mientras se siga sosteniendo el concepto de minoría, vamos a seguir estando un escalón más abajo que los demás.

Porque conozco demasiados homosexuales que no participaron de la Marcha pero que están, los encontrás cogiendo en los parques, en teteras, laburando de albañiles, pasteleros, cartoneros, docentes, abogados, cirujanos etc etc etc. Ellos no van a la marcha, le temen a las cámaras de Crónica TV, ser identificados como los putos del corso, entre travas mostrando sus prótesis operadas y tanta marica depilada. Ellos también son homosexuales pero están fuera del "ambiente". No se sienten representados, ni apoyan la ley de matrimonio. Es que no les interesa nada de eso. De casa al trabajo, del trabajo al cine porno y de vuelta a dormir a casa. Esa es la rutina de quien no le interesa darle visibilidad a su sexualidad. El prejuicio todavía existe. El modelo de puto amariconado es el que las cámaras se van a encargar de transmitir a nuestras familias para que lo sepan identificar y se queden con la conciencia tranquila de que su hijo no se comportan de esa manera, aunque nunca se enteren de las pijas que se come o de cómo le hacen el orto aún siendo bien varoncito. Por lo demás, todavía hay mucho más para contar.

El "gayparade" ha celebrado su 18va Marcha del Orgullo. Para algunos un paso más en la búsqueda de nuestros derechos, para otros un día de carnaval, y la indiferencia de los que todavía no se animan a decir "yo también soy homosexual".

Javier Gonzalo Tovani

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