jueves, 5 de marzo de 2009

ICONO DEL MES

Casa Brutus es una ONG que busca dar un espacio de contención a todas aquellas personas que no comparten la hegemonía del modelo gay dominante y va en la busqueda de armar su propia identidad. En esa busqueda, vamos descubriendo la lucha de otras organizaciones que nos precedieron y que con sus diferentes métodos e ideas, prepararon el camino para que algunas de las cosas en la sociedad argentina cambiaran. Sin lugar a dudas, si hay un referente que supo marcar la diferencia, ese fue Carlos Jauregui.


El abril de 1984 Carlos aparece junto a otro militante en la portada de la Revista 7 Días reconociendonse como homosexual. Al día siguiente, en la calle una señora lo renoció. Le dió una chachetada




Carlos llegó a Paris en 1981 por una beca que había recibido para estudir historia medieval en la universidad, y fue en esa ciudad en donde descubrió su sexualidad. En esa ciudad que respira libertad tras la asunción de la izquierda.
En 1981 participa de una marcha gay en París, donde toma contacto por primera vez con el movimiento homosexual en pleno funcionamiento. Había sido organizada para cerrar una campaña que proponía no votar a los candidatos de los partidos políticos que discriminan.

Las nuevas ideas las fue anotando en un cuerdo de notas y a su regreso al pais las trajo con él con la idea de poder llevarlas a la práctica.
Volvió a la Argentina en 1982, el mismo año de la guerra de Malvinas y la cobarde retirada militar, y lo primero que hizo fue declararle a su hermano Roberto que era homosexual. El clima de social pedía vientos de cambios, y los homosexuales de la época vieron el terreno propicio para intentar un cambio. Ese fue el primer paso que decidió su posterior militancia en el movimiento gay porque, a partir de ese momento, empezó a soñar en una Argentina y una sociedad distinta.

En un bar cerca de la plaza Dorrego varios homosexuales ex militante de FLH se juntaban para debatir los asesinatos a la cual eran sometidos muchos homosexuales y la continua represión y persecución policial por su condición sexual. Esto hizo que se armara una Coordinadora de Grupos Gays, que tiempo más tarde derivaría en la CHA. Aunque Carlos no participó de estas reuniones, posteriormente sería elegido el primer presidente de la CHA.

El 21 de mayo de 1984 se aprueba la constitución de la CHA como Asociación Civil, primer antecedente de legalización de una organización homosexual en Argentina y segundo en América Latina (después de los Grupos Gays de Bahía, Brasil). Las nuevas metas son: conseguir una sede, solicitar personería jurídica, montar un servicio legal y lograr la edición de un boletín informativo. Se nombra una comisión directiva. La Asociación llega a nuclear diez grupos independientes: "Oscar Wilde", "Pluralista", "Grupo de Acción Gay", "Venezuela", "Contacto", "Dignidad", “Nosotros", "Camino Libre" y "Liberación". En la política está la idea de enmarcarse entre las organizaciones de Derechos Humanos

En julio 4 de 1985, durante un operativo policial contra la comunidad Lésbica - gay en la discoteca Contramano, llamó a resistir pacíficamente el atropello, por lo que fue detenido e imputado por el delito de "resistencia a la autoridad".

Ya tenía 25 años cuando apareció la epidemia de Sida. A principios del '85, con la muerte de Rock Hudson, estalló el tema en la prensa y, como la información hablaba de una enfermedad que atacaba a homosexuales, todos vinieron a consultamos a nosotros. Como movimiento, esto nos dio una visibilidad muy grande. Lo que no sé es si eso fue o no productivo, ya que el mensaje que transmitieron los médicos en esa época estuvo terriblemente distorsionado. Al principio creímos la teoría que el Sida sólo afectaba a los homosexuales, pero en el fondo siempre estaba la duda... ¿Qué tenemos nosotros para que nos pase esto? Había algo raro en todas esas teorías y, por supuesto, había mucho miedo. Estábamos realmente preocupados ante el avance de la epidemia. En aquella época no teníamos una respuesta política para dar: Si nos preguntaban, decíamos que no teníamos miedo, pero eso no era verdad, el miedo estaba generalizado.

En el año '88 empecé a vivir en pareja con una persona que, al poco tiempo de estar conmigo, se entera de que está infectada. Murió ese mismo año y, poco tiempo después, tuve que ser testigo de la muerte de mi hermano Roberto. Demasiada muerte a mi alrededor, es verdad. Hubo toda una generación de militantes que desapareció. Sin embargo, creo que toda esa experiencia me ha enseñado mucho: me volvió más solidario, más afectivo.

Cuando Pablo y yo decidimos ir a vivir juntos, nos instalamos en el departamento que él tenía desde antes de conocerme. Después de un largo tiempo de una convivencia que nos hizo muy felices a los dos, como dije, mi pareja murió. ¿Qué pasó conmigo entonces? Tuve que dejar ese departamento ante el reclamo de los padres de Pablo con los cuales -valga la aclaración- yo me llevaba muy, pero muy bien. Yo sentía que ese lugar me correspondía y, de hecho, si hubiésemos estado casados legalmente me hubiera correspondido. Pero en esa situación, yo me encontraba en la más absoluta desprotección legal. No tenía casa donde vivir y tampoco tenía una legislación que me protegiera. Esto, que a uno le parecen detalles (miserables o sórdidos) y en los que ni se le ocurre pensar cuando está feliz, enamorado, viviendo con su pareja, suele convertirse en un problema muy serio más adelante. Yo había amado a Pablo y sentí que ese departamento era de la pareja, era nuestro. Por eso ahora pongo todas mis energías en trabajar en "Gays por los Derechos Civiles" con un grupo de personas que están dispuestas a dedicar parte de su tiempo a defender los derechos de una minoría. Ellos y yo creemos que la causa vale la pena: todavía hay mucho por hacer

A medida que fue pasando el tiempo, al ir observando mi vida y la de mis amigos, me fui dando cuenta de un hecho: que una persona, sea o no gay, debería ser un dato sin importancia. ¿Qué heterosexual va por la vida contando sus intimidades sexuales? ¿A quién le importan?
Si el hecho de ser homosexual afecta a quienes lo son es a causa de la falta de derechos, de la discriminación y la marginación a la que somos expuestos injustamente.
De todas las discriminaciones, la que a mí me ha tocado padecer en forma particular es el desamparo legal.

Fue elegido en el año 1993 por los periodistas argentinos como uno de las 10 personalidades políticas y sociales de mayor credibilidad en la Argentina.

Roberto Jáuregui, su hermano, fue la cara pública de la Fundación Huésped. Murió de SIDA en 1994.


Carlos murió de SIDA el 20 de Agosto de 1996 y su pérdida fue realmente dolorosa para todas las personas. Creo que también había ganado el respeto de sus enemigos. En 1998 la organización internacional IGLHRC con sede en San Francisco USA, reconoció su labor con un premio internacional: El primer reconocimiento entregado a un militante ya fallecido.

Hay quienes reconocen en la fuerza, la inteligencia, el valor, el compromiso, la credibilidad que Carlos supo llevar a la práctica, lo que un verdadero homosexual debería practicar todos los días de su vida.
Gracias Carlos por todos los logros conseguido. Nuestro respeto y admiración.

CASA BRUTUS


1957-1996

1 comentario:

  1. Interesante, histórica y aleccionadora nota haciendo un merecido tributo a quiene fueron los precursores de los derechos de la comunidad homosexual,
    Gabo

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